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Autor: Juan Carlos Tellechea

Con un homenaje a Eladia Blázquez, comenzó este concierto del bandoneonista neerlandés Martin de Ruiter y la cantante uruguaya Beatriz Aguiar en el Festival de Bandoneón de Krefeld. El dúo entregó durante la velada dos de sus más conocidos tangos (música y letra): “El corazón al Sur“ y “Sueño de barrilete“.

Diálogo refinado con mucho sentimiento

Dúo fresco


Diálogo refinado con mucho sentimiento

La voz es hermosa, el acompañamiento excelente, la elección de las canciones también. Aguiar pinceló dos o tres imágenes de exquisita sensibilidad al inicio del programa que deslumbraron al instante a la platea. De ahí en adelante, de Ruiter con su instrumento, no solo escoltó y apoyó a Aguiar con desenfado, sino que entabló con ella un refinado diálogo, durante el que ambos destilaron sentimiento, calidez, pasión y energía. Así hilvanaron “La última curda“ de Troilo y Cátulo Castillo, “Nostalgias“, de Cobián y Cadícamo, y “En esta tarde gris“, de Mores y Contursi.

En “Balada para un loco“, de Piazzolla y Ferrer, el bandoneón sonaba nostálgico, evocando a aquellos organillos callejeros de Buenos Aires y Montevideo, que vendían “la adivinación del futuro“ con un lorito que sacaba el papelillo de la suerte de un cajoncito bajo su jaula.

Dúo fresco

Majestuosos suenan los dos tangos de Gardel y Le Pera, “Volver“ y “El día que me quieras“, interpretados con magnificencia por Aguiar. Tristes, muy tristes, pero cantados con muchísimo sentimiento son los versos de “Fuimos“, de Dames y Manzi, que nos hablan de la separación de dos amantes.

El tango es eso “pasión pura“, dice la cantante dirigiéndose al público. Seguidamente vendrían “Naranjo en flor“ (1944), de los hermanos Virgilio y Homero Expósito; el mítico “Malena“ (1941), de Demare y Manzi; el amor acongojado que llora “En esta tarde gris“, de Mariano Mores y José María Contursi; la profética “Balada para mi muerte“, de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer; y dos tangos instrumentales de la autoría propia de Martin de Ruiter: “Descansar“ y “Bonaerense“, de su reciente álbum “Minotauro“.

De Ruiter y Aguiar, cada uno por su lado, tienen muchas tablas y saben mantener el equilibrio de sus respectivos lenguajes musicales durante toda la velada. Ambos logran crear además esa atmósfera íntima que tanto agrada e integra a los oyentes al espectáculo. En realidad, los dos se conocen personalmente desde no hace mucho tiempo. Es la tercera vez que actúan juntos, relataba Aguiar www.mundoclasico.com al término del recital. El primer encuentro se produjo por invitación de un festival de tango en los Paises Bajos para que se presentaran como un binomio. “Fue tan acertado que ahora hemos formado un dúo“, agrega la cantante.

Las ovaciones y los gritos de aprobación no se hicieron esperar esta tarde. A los bises decidieron ofrecer su versión del segundo de los dos tangos más divulgados (el primero es “La cumparsita“, de Gerardo Matos Rodríguez) en todo el mundo: “El choclo“, de Villoldo, Discépolo y Marambio Catán, un tangazo de esos que, con su ritmo “milonguero“ no pueden ocultar sus vertientes afroiberoamericanas:
“Por tu milagro de notas agoreras / nacieron, sin pensarlo, las paicas y las grelas, / luna de charcos, canyengue en las caderas / y un ansia fiera en la manera de querer…“. ¡Excelso final!

Este artículo apareció por primera vez en el sitio web www.mundoclasico.com. Le agradecemos su amable apoyo.